Mi vida empieza a las 16 horas 01 minutos.
Es cuando vuelvo a respirar oxígeno, salgo del zulo donde trabajo maniatada a una mesa-caja. Estoy conectada a dos cables: uno me lo introduzco yo misma cada día por un catéter atado al brazo izquierdo. Por ahí me surten de suero fisiológico, creo, al menos yo no siento hambre en ese tiempo; el otro es una sonda, no os voy a contar como funciona, solo os diré que sirve para no tener que despegarme de la silla en esas 8 horas.
Mi misión esas 8 horas diarias, 40 semanales y 160 mensuales es mirar fijamente a una pantalla y contener la respiración. Si alguno de los sensores que me rodean perciben algún síntoma de respiración, se activan las descargas eléctricas desde la silla y la mesa a la que me encuentro maniatada. Debido a ese desgaste de vista en unas semanas me tendrán que operar de urgencia por desprendimiento de retina y pérdida de masa ocular.
A veces tengo que hablar sola, y crear conversaciones inverosímiles con interlocutores imaginarios sobre exámenes, pruebas, certificados y justificantes de cosas que no entiendo. |
Arghhhh pero quieres huir ya de ese sitio??
En mi curro actual tampoco me levanto mucho de la silla, pero sabes qué?? QUE HAY VENTANAS, unas cristaleras enoooooooooormes por donde puedo mirar la calle y sé si llueve o hace sol o viene un ovni y nos revienta a todos... y parece una tonteria, pero la luz solar hace mucho.
Lo de idem es mobbing.