A veces abro mi alma al mundo y amanecen almas a través de mí, como la canción. Nunca es el lugar y siempre me equivoco. No sé cuantas más veces me ocurrirá esto. Pero por lo menos ya soy dueña de mis actos.
Ni modo. No tengo remedio...nadie. Podría ser y no es nunca.
Ya voy por mi tercer mes de vida independiente, y pensé que sería más libre, más feliz, y que sería diferente.
Que vá. Soy igual. Que desilusión. No he cambiado. Sólo que ahora como lo que quiero, hablo menos, lloro cuando quiero y tomo el solecito en la terraza oyendo el ruido del pajaro carpintero...toc, toc, toc, |
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.